Este fin de semana asistiremos a una nueva edición de los premios que concede la Academia de cine español, los prestigiosos premios Goya. Como todos los años, nos recordarán que el cine español está en crisis, que la culpa de que vaya todo tan mal la tiene internet, que la gente se descarga las películas y no va al cine. Y por supuesto, insistirán en que vayamos al cine. Ok.
Pero digo yo, ¿qué nos ofrece el cine? Y con cine, me refiero a la sala de proyección, o mejor dicho, a la mayoría de ellas.
Pues bien, podemos entrar en un complejo, que generalmente suele estar en un centro comercial, donde podemos ver un montón de salas, algunas grandes, otras medianas, y algunas otras pequeñas. El precio para todas y cada una de ellas ronda los 7 € cada día, con descuentos especiales para estudiantes, discapacitados o bien el dia del espectador.
Entramos en la sala. Qué hay? Te sientas, se apagan las luces...Empieza ya el momento mágico? No. Ahora vienen los cortes publicitarios. Después de unos 5 interminables minutos, con suerte, podemos ver un trailer de alguna película que se vaya a estrenar dentro de poco. Luego ya, pasamos a la película en sí.
Bueno, esto es lo que hay hoy en día. Que no está mal, no nos equivoquemos. El otro dia salí del cine e hice cuentas de lo que me había gastado en apenas 2 horas: gasolina + parking + cine + palomitas + bebidas = 17 €, y tirando corto. Sí, está bien, podría haberme ahorrado las palomitas, o la bebida, o haber ido andando, pero el precio de la entrada sería el mismo: 7€.
Entonces me acordé de hace 20 años. Que es mucho tiempo, 20 años. Nos situamos en 1989. Mi pueblo tenía un magnífico cine, con una sola pantalla, pero enorme. Ir al cine era un evento todos los fines de semana. La entrada te valía 250 pesetas (1.5€) y podías asistir a 2 películas. Generalmente la primera, de estreno, de relumbrón, y la segunda, pues bueno, ahí estaba, con sus luces y sus sombras. Pero eran dos películas. Vale que era otro tiempo, que eran otras condiciones, y que no podías elegir la cantidad de películas que puedes elegir ahora. Pero demonios, a mi me parece más barato que entonces. Claro, diran algunos, el nivel de vida no era el mismo que ahora. Cierto. Mirando en internet los niveles de vida medios de cada año (1989 y 2009), no he encontrado mucho, pero sí un dato que puede ser un indicador. Aquí podeis ver como el salario mínimo interprofesional de 1989 se situaba en 280,56€. En 2009, el salario mínimo está estimado en 624 €. No entraré a valorar si esto es mucho o es poco, o si se ajusta o no a la realidad. Simplemente lo he aceptado como una muestra de lo que ha subido la carestía de vida en estos 20 años. El sueldo, y por ende, la capacidad monetaria de los españoles ha subido en estos 20 años, un 55%. Si lo comparamos con el precio de las entradas de cine, vemos que ha subido un 78%. El ajuste real, pues, indica que el cine de hoy en día es un 23% más caro que lo que debería costar. Qué tenemos de diferencia: Más películas para elegir, y menos para ver. Está bien que nos digan que vayamos más al cine, pero a cambio, también nos deberían dar algo, no quitarnos.
Qué se puede dar que no tenga un coste elevado y que motive a la gente a ir al cine a ver algo distinto a lo que se pueda comprar en un DVD, o bien (no nos engañemos), a bajárselo de internet? No digo poner dos películas, pero sí poner, por ejemplo, un cortometraje antes de cada proyección. Son unos 10 minutos, bastante menos de lo que tardan la publicidad y los trailers. Es algo distinto, y potenciaría un sector que simplemente está para experimentar, para dar el salto a muchos profesionales, y que se merece un reconocimiento que incluso la Academia de cine español quiso olvidar.
Señores de la Academia: encuentro muy bien que quieran defender lo suyo, y me parece muy loable, pero por una vez, intenten acordarse de la gente que les da de comer y ofrézcanles lo que ellos quieren. Los tiempos han cambiado, y se deberían adecuar a ellos, no estar reclamando un tiempo pretérito, porque por esa misma razón, nosotros deberíamos exigirles que actuaran como hacía 20 años y darnos el doble de lo que dan ahora mismo. Si es un problema de las distribuidoras, hablen con ellas, no se quejen a nosotros, que parece mentira que siempre tengamos que pagar el pato los mismos.
Pero digo yo, ¿qué nos ofrece el cine? Y con cine, me refiero a la sala de proyección, o mejor dicho, a la mayoría de ellas.
Pues bien, podemos entrar en un complejo, que generalmente suele estar en un centro comercial, donde podemos ver un montón de salas, algunas grandes, otras medianas, y algunas otras pequeñas. El precio para todas y cada una de ellas ronda los 7 € cada día, con descuentos especiales para estudiantes, discapacitados o bien el dia del espectador.
Entramos en la sala. Qué hay? Te sientas, se apagan las luces...Empieza ya el momento mágico? No. Ahora vienen los cortes publicitarios. Después de unos 5 interminables minutos, con suerte, podemos ver un trailer de alguna película que se vaya a estrenar dentro de poco. Luego ya, pasamos a la película en sí.
Bueno, esto es lo que hay hoy en día. Que no está mal, no nos equivoquemos. El otro dia salí del cine e hice cuentas de lo que me había gastado en apenas 2 horas: gasolina + parking + cine + palomitas + bebidas = 17 €, y tirando corto. Sí, está bien, podría haberme ahorrado las palomitas, o la bebida, o haber ido andando, pero el precio de la entrada sería el mismo: 7€.
Entonces me acordé de hace 20 años. Que es mucho tiempo, 20 años. Nos situamos en 1989. Mi pueblo tenía un magnífico cine, con una sola pantalla, pero enorme. Ir al cine era un evento todos los fines de semana. La entrada te valía 250 pesetas (1.5€) y podías asistir a 2 películas. Generalmente la primera, de estreno, de relumbrón, y la segunda, pues bueno, ahí estaba, con sus luces y sus sombras. Pero eran dos películas. Vale que era otro tiempo, que eran otras condiciones, y que no podías elegir la cantidad de películas que puedes elegir ahora. Pero demonios, a mi me parece más barato que entonces. Claro, diran algunos, el nivel de vida no era el mismo que ahora. Cierto. Mirando en internet los niveles de vida medios de cada año (1989 y 2009), no he encontrado mucho, pero sí un dato que puede ser un indicador. Aquí podeis ver como el salario mínimo interprofesional de 1989 se situaba en 280,56€. En 2009, el salario mínimo está estimado en 624 €. No entraré a valorar si esto es mucho o es poco, o si se ajusta o no a la realidad. Simplemente lo he aceptado como una muestra de lo que ha subido la carestía de vida en estos 20 años. El sueldo, y por ende, la capacidad monetaria de los españoles ha subido en estos 20 años, un 55%. Si lo comparamos con el precio de las entradas de cine, vemos que ha subido un 78%. El ajuste real, pues, indica que el cine de hoy en día es un 23% más caro que lo que debería costar. Qué tenemos de diferencia: Más películas para elegir, y menos para ver. Está bien que nos digan que vayamos más al cine, pero a cambio, también nos deberían dar algo, no quitarnos.
Qué se puede dar que no tenga un coste elevado y que motive a la gente a ir al cine a ver algo distinto a lo que se pueda comprar en un DVD, o bien (no nos engañemos), a bajárselo de internet? No digo poner dos películas, pero sí poner, por ejemplo, un cortometraje antes de cada proyección. Son unos 10 minutos, bastante menos de lo que tardan la publicidad y los trailers. Es algo distinto, y potenciaría un sector que simplemente está para experimentar, para dar el salto a muchos profesionales, y que se merece un reconocimiento que incluso la Academia de cine español quiso olvidar.
Señores de la Academia: encuentro muy bien que quieran defender lo suyo, y me parece muy loable, pero por una vez, intenten acordarse de la gente que les da de comer y ofrézcanles lo que ellos quieren. Los tiempos han cambiado, y se deberían adecuar a ellos, no estar reclamando un tiempo pretérito, porque por esa misma razón, nosotros deberíamos exigirles que actuaran como hacía 20 años y darnos el doble de lo que dan ahora mismo. Si es un problema de las distribuidoras, hablen con ellas, no se quejen a nosotros, que parece mentira que siempre tengamos que pagar el pato los mismos.
4 comentarios:
Este finde eran ya los Goya? joer que bien se vive ignorándolos xD, y en mi pueblo el cine valia 250 pesetas hace menos de 10 años... :(, a mí no me gusta la opción cortos... acabarian poniendo mierdas de campeonato (es lo que hacian en Sitges). lo mejor: Merchandising, que camisetas y cosas así realmente les sale tiradísimo de precio y poquitas veces se estiran...
Eso sí, de todas formas hay cosas que se encarecen más y que se encarecen menos, yo pensaba que la desviación iba a ser mucho mayor que ese 23%...
Los 80, qué recuerdos... cuando mis padres me llevaban al cine a ver las aventuras de Parchís, aunque lo que yo quería ver era "La serpiente de mar" xD
Lo de los cortos lo hace Pixar, y se agradece, aunque opino como freddyvoorhes, mejor que regalen cosas relacionadas con la peli, jejeje.
También, también. Muy buena idea. Véis, con tan solo 3 personas, ya hemos dado opciones para que vaya más público al cine. Serán los distribuidores tan ignorantes que no sabrían hacer nada de esto, o bien es que simplemente no les da la gana?
Y encima los cines en el pueblo de mi amigo o alrededores pues no es que sean la panacea, en el tema de las palomitas y eso que me parece una mierda. La proyeccíon más o menos como en todos sitios. Por favor la gente que queremos ver cine no queremos que nos cuenten en trailers, revistas, etc TODA LA PELÍCULA, con un poco es suficiente, sin desvelar sorpresas coño. Y los telediarios otro tanto voy al cine a ver cualquiera de las películas que están nominadas a los Oscar y resulta que no se han estrenado en España. Pues de puta madre no sé a qué van a esperar. Vivan los actores españoles. Me encantó El intercambio aunque la fotografía y todo eso es muy parecida a King Kong de Peter Jackson, Chicago, Cinderella Man, y por tanto no parecen tan novedosas pero es una época que está dando mucho juego al cine porque la estética es maravillosa. Men encanta el periodo aproximado de la Crisis de 1929. Un abrazo.
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