Si recordáis, la primera película que salió en cines de Pixar fué TOY STORY, una auténtica revelación. La historia era original y la animación, perfecta. Mas, bien es cierto, que no solo de animación viven las productoras, si no, pensad en las competidoras directas y veréis que no han tenido éxitos tan sonados.
El truco, o la diferencia que tiene Pixar es que llega a tocar la fibra del espectador, que no solo cuenta una historia, sino que hace que te metas en la piel de los protagonistas, tanto dá que sean hormigas, coches o juguetes. Todas las películas tienen una atmósfera lírica, una moralina que no huele a rancio, sinó que está adaptadas a los nuevos tiempos.
Es, hablando de esto último donde espero lo mejor de UP. En este caso, la historia nos cuenta como un pequeño boy-scout queda atrapado en la casa de un anciano que se decide a realizar el viaje de su vida, llevándoselo todo en globo (o mejor dicho, muchos globos), incluyendo a nuestro ingénuo chavalín.
A parte de las aventuras que puedan correr estos simpáticos personajes, lo interesante es la elección de estos protagonistas. No es al azar. En nuestra sociedad, cada vez hay más ancianos. Estos ancianos llegan a convivir con niños pequeños, y quizás no estén, o no estemos preparados para ese choque generacional, donde a mi entender, se pueden llegar a conseguir grandes cosas, tanto para unos como para otros.
Esta película, independientemente de su desarrollo y final, debe llevar una imagen más positivas de nuestros mayores.
Esto lo digo desde la experiencia. No hace mucho, fuí a buscar a mi sobrino a la guardería. Allí se montó una especie de reunión en la que dieron a conocer ciertas quejas de unas madres que no veían con buenos ojos que sus hijos fueran a jugar a un recinto cercano compartido con un hogar de ancianos.
No sé lo que verían de malo estas madres en que sus niños jugaran bajo la mirada de personas mayores. Podemos ser mal pensados, desde luego, pero hay que pensar que todos hemos tenido abuelos y allegados de edad avanzada que lejos de hacernos pasar por situaciones horrorosas, nos han tratado con el mayor cariño posible.
Espero que a estas madres, cuando sean mayores, no les hagan lo mismo. que ellas pregonan. Y espero también, que gracias a gestos como el de UP, nuestros pequeños no crezcan con el desarraigo que mostraron sus progenitores.