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Sitges 2011: Hara-Kiri


Como en toda nueva edición del Festival de Sitges, esperábamos la nueva de Takashi Miike.
Si en la edición anterior nos maravilló con "13 asesinos", no esperábamos menos de él con otra de samurais. En esta ocasión se trataba de "Hara-Kiri: muerte de un samurai".
Andábamos todos expectantes (pero no de los que echan toses), pero como bien decía @lmayorgas, "no sabes qué Miike te vas a encontrar".

Y es que sí, Takashi Miike es tan prolífico como versátil, y no duda en cambiar de género como el que cambia de plato en un buffet oriental.

De qué va Hara-Kiri? Estamos en la época Tokugawa, donde todo Japón ha sido reunificado, por
lo que las guerras han desaparecido, y los profesionales de las mismas, los samurais, no tienen
señores que les paguen por sus servicios.
Éstos, pasándolas canutas, buscan cualquier medio para subsistir, incluido el engaño. Van a casa de un señor con la propuesta de hacerse el hara-kiri, el suicidio ritual para abandonar este mundo como un samurai, no como un muerto de hambre. El señor de turno, se apiada del samurai y le de un poco de dinero para que no desperdicie su vida.
Nos encontramos ante un caso como este, solo que el señor "pasa"de que le tomen el pelo, así que si alguien quiere suicidarse, pues vale, que se suicide. Y así se lo hace saber al siguiente samurai que viene a pedirle lo mismo. Éste decide ir hasta el final, pero le pide como último deseo, contarle una historia al señor.

Lo que puede parecer una historia de samurais (que la es), es más que un drama, un dramón.
Atrapados por el misterioso samurais que cuenta la historia, nos enganchamos tanto a uno como a la historia que cuenta, recordándonos a veces las películas de Akira Kurosawa (sí, qué pasa?, a mi me lo ha recordado)

Para mi, es una muy buena película, pero debo decir que ni se os ocurra verla en glorioso 3D. Al director se le ocurrió la idea de poner el efecto tridimensional simplemente porque le gustaba como se veía la nieve, pero no merece la pena gastar más dinero y dejarse la nariz hecha un cirio aguantando el monstruo ese que te dan para ver como cae la nieve. A parte de verse poco, vuelvo a repetir que la peli se ve mucho más oscura. Pero bueno, esa es otra historia que ya hablaremos más adelante: el 3D o el timo de la estampita


Sitges 2011: Attack the block


Gran debut en el largometraje del guionista Joe Cornish con una peli gamberra y muy divertida.
Y te viene a la cabeza la palabra "gamberra" porque sus protagonistas son eso, unos chavales gamberretes de un barrio pobre de una ciudad inglesa, que ven como son invadidos por alienígenas que tienen ganas de sangre. Los chavales, retrato fiel de antihéroes, se verán "obligados" a defender a los suyos como buenamente puedan.
Puede que a alguien le venga a la cabeza la francesa La Horde, pero aunque el escenar

io es parecido, la forma es diferente, muy diferente, porque si bien hay momentos de terror y suspense, el humor que rezuma es palpable. Pero ojo, es un humor que puede salpicar...
Como valor añadido tiene la participación secundaria del gran Nick Frost y una banda sonora realmente contundente.

Decir que en el Festival de Sitges ha gustado mucho y se ha llevado tres premios, el Especial del Jurado, el de mejor película del público y el premio de la crítica José Luis Guarner.
Así que ya sabéis, cuando crítica y público se unen, es que estamos ante una de las películas del año.
PD- Hay quien asegura que esta peli está en la línea de "Los Goonies". No me cabe la menor duda que los chavales de "Attack the block" les hubieran robado el bocata a los de "Los Goonies" y encima les habrían llamado pardillos.

Sitges 2011: Kill me, please


"Kill me, please" es una película belga que seguramente no dejará indiferente a nadie. Indiferente por varios motivos. Uno, y quizás principal es por el tema tan delicado que trata: la eutanasia, y otro de los principales, cómo está contado todo esto.
Pero ¿de qué va? El doctor Kruger tiene una clínica donde da asistencia a las personas que quieren morir. Vamos, que practica la eutanasia por un módico precio.
Poco a poco veremos como actúa el doctor, intentando dignificar la palabra "suicidio", e intentando por todos los medios que sus pacientes renuncien a morir. Si así lo desean finalmente, les concede su petición e intenta por todos los medios llegar a cumplir su último deseo.
A partir de aquí, iremos viendo los diferentes pacientes de la clínica, pacientes terminales en
todos los sentidos, totalmente desinhibidos algunos, otros totalmente idos, caprichosos, egocéntricos y convencidos completamente que cerca de su final, todo les es permitido.
Una sucesión de acontecimientos provocará situaciones confrontadas en cada uno de ellos.


Dependerá de cada espectador, está claro, pero sin darme cuenta, me encontré riendo a mitad de la película, y es que la película rezuma humor negro no, negrísimo, a costa de estos personajes, sus situaciones y todo lo que rodea, tanto a ellos como a la clínica en sí. De todas formas, dependerá de cuanto llegue uno a alienarse de la situación y entrar en estado cómico. Si no llega el espectador a dar la vuelta de tuerca necesaria, se encontrará un dramón y un vacío tan grande como el blanco y negro de la película y su falta absoluta de banda sonora.
En todo caso, la perplejidad está asegurada.
Se puede uno reír de la muerte? Prueben a ver...

Sitges 2011: EVA


Buen debut de Kike Maíllo en la dirección con este film, que supuso la inauguración del Festival de Sitges de este año.
Ambientada en un futuro más o menos cercano, cuenta la historia de un ingeniero robótico interpretado por el multilingüe Daniel Brühl, que regresa a su pueblo para iniciar una nueva investigación: robots niños que sean divertidos. Lejos de ofrecernos algo parecido al Dr. Slump, se nos presentará un dramón en forma de triángulo amoroso completado con el hermano del ingeniero (Alberto Ammann) y la novia de éste último (Marta Etura)

Por ahí andará suelta una niña (Eva) que será la musa del nuevo proyecto. Y hasta aquí puedo leer.

La película está bien, tiene detalles que me han gustado. Por supuesto, los efectos especiales, no muy habituales en estos lares, o el hecho que pese a ser una película de ciencia-ficción, esté ambientado en un pueblo de montaña, y rodada casi toda de día. Sol y nieve, nada habitual en este género. Punto para Kike.
No me ha gustado que tras la fachada de ciencia-ficción se esconda otra cosa que un triángulo amoroso, cosa que estamos más que hartos de ver. De hecho, si en vez de poner robots, lo llevas a la Guerra Civil española, es igual. Cambias cuatro detalles y la historia es la misma. Y bueno, que tampoco soy muy fan de las películas con niños, pero eso es manía mía.
No me malinterpretéis, la película es muy correcta, quizás demasiado. Podría haber arriesgado un poco más, pero bueno, podemos esperar a la siguiente.

Sitges 2011- Contagion


Magnífica la última obra de Steven Soderbergh.
Contagion te deja atrapado desde el primer momento y te mantiene en tensión durante toda la película.
Tiene un reparto de lujo, donde todos están muy bien. Agradecer al director que haya apostado por Laurence Fishburne, que parecía ir con su carrera hacia abajo, y que sin duda es un actorazo.
Y no solo te sonarán Kate Winslet, Jude Law, Matt Damon, Marion Cotillard o Gwyneth Paltrow. Hay un montón de secundarios que harán las delicias de los seriéfilos.



Si, la historia del contagio masivo de un virus, a escala mundial ya la hemos visto en varias películas ("Estallido", sin duda, vendrá a nuestras cabezas cuando empecemos a verla)
, pero Soderbergh va más allá, y muestra desde diferentes puntos de vista una crisis a escala global.
Podremos ponernos en la piel de un padre de familia, una víctima, una epidemióloga, una investigadora e incluso de un bloguero paranoico.
Todos los puntos de vista son distintos, la crisis la misma. Lo mejor, en todos los casos es la reacción humana de cada uno de ellos, a veces social, a veces instintiva, pero siempre humana.
Este abanico de personajes y personalidades permite al espectador identificarse con alguna de ellas o con todas, si es el caso.
Y también refleja miedo. Miedo a la enfermedad, pero miedo también a la condición humana, eso que nos hace únicos, diferentes, pero igual de animales que el resto.